- Y en mi soledad buscaré refugio, dejándome llevar entre sus aguas.
- En mi soledad, donde mi yo se encuentra consigo mismo.
- Solo, pero nunca solo.
- Águila solitaria del valle Urbión.
Al igual que la benefactora lluvia sacia la sed del valle, vuestros nobles y benefactores actos sacian mi sed y siempre me aportan saber. Hoy sucedieron ambos acontecimientos, y entrambos regalos para mis sentidos nutrieron mi Ser, como a ese árbol que ansiaba beber. Y aún es más, por que entrambos encantamientos hay su aquel, y es menester decir pues, que al igual que esa lluvia necesita de un detonante que provoque la tormenta, siempre esos vuestros mejores actos, son detonados por los más diversos acontecimientos, y todos sabéis que si no hay nubes y tormenta poca lluvia hay que esperar, porqué en situaciones cómodas y calmas, sin adversidad, sin truenos y centellas no saldría a relucir eso bueno que tenéis. Siempre en las situaciones tensas y comprometidas, sale a relucir la esencia verdadera de las personas, estalla la tormenta interior y es el momento de liberar esa buena energía, y que mejor que esa energía conlleve buenos actos. Los malos actos son como el pedrisco y el granizo, suelen provocar muchos daños y no aportan más que pérdidas.
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